Michael Ende és un d'eixos escriptors que deixen empremta pel lector on passa; ixe és el meu cas, ja que
em pareixen dos exemples de com la literatura infantil i juvenil pot arribar a la màxima excel·lència. Fa poquet vaig descobrir
, un fantàstic conte en vers, què conta la història de Plàcido, un drac glotó i amb mala baba, i Bàrbara, una delicada papallona; quan els dos personatges coneixen el significat dels seus noms, la seva vida comença a canviar... i es veuen obligats a... Bé, millor és que el llegiu:
vivía en tiempos un dragón,
que Plácido se llamaba
y todo lo destrozaba:
lleno de pinchos y malas artes
Escupía fuego por todas partes.
Pero un día vino un profesor
con un libraco, y sin temor
al fiero dragón se acercó,
y de cabo a rabo lo examinó.
Midió al bicho con interés:
¡treinta metros de largo es!
Ingrato, el monstruo se tragó
El metro, y al que lo midió.
No le dolió su mala acción,
Pues bien le supo al muy glotón.
Pero el libro se le empachó
y una indigestión le dio,
y vomitó con desagrado
a sabio y libro antes tragado.
El sabio sus gafas agarró
y se marchó sin un adiós.
Mas, ¡mira!, el libro se ha dejado
A mala idea u olvidado.
El dragón se puso a leer,
¡nunca lo hubiera debido hacer!
Pues apenas el libro abrió
Su nombre escrito se encontró,
Y conoció el significado
De un nombre tan inapropiado
“PLACIDO”: manso y apacible,
dulce, tranquilo, muy sensible.
Gritó el dragón el alma en vilo.
“¡Yo no soy dulce ni tranquilo!”
Y para demostrarnos lo contrario,
Rompió en seguida su diccionario.
Y se pasó quinientos días
Haciendo mil y una fechorías.
Pero aunque trágico le pareciera,
Plácido su nombre era.
Enfermó de la tristeza,
¡le dolía la cabeza!
En la cama se metió
Y ya nunca más salió.
Sobre la hierba frondosa
danzaba una mariposa.
Se llamaba BÁRBARA, y como ves,
es dulce, bella y muy cortés.
Bailaba el vals que era un primor
Revoloteando de flor en flor.
Tan delicada y tan sensible
que cualquier ruido era insufrible.
Nunca podía dormir la siesta
con aquella autopista tan molesta,
y, corrió a buscar por eso
sosiego en un bosque espeso.
Apenas se hubo instalado
Zumbó un abejorro a su lado.
“¡Bárbaro!, dijo ella, “¡ruidoso!,
me estás estorbando el reposo”.
Zumbó el abejorro: ¡Buuu,
la única “Bárbara” eres tú!
Bárbara perdió el color:
“¡Cielos, mi nombre es un horror!”
Ya nunca más volvió a bailar,
y de puntillas se puso a andar;
pero con eso nada consiguió
pues su nombre tampoco varió.
Decidió, desesperada,
vivir sola y retirada
y en el desierto y en soledad
expiar su “barbaridad”.
Pero un día una serpiente
pasó en zig-zag por allí enfrente:
“Qué risa me da”, le contó,
“a un dragón conozco yo
que se ha metido en la cama
porque Plácido se llama.
Y ahora te encuentro a ti.
Ja, ja la vida es así.”
Guiñó un ojo insinuante
y de allí se fue reptante.
Ella conservó en su mente
lo que dijo la serpiente.
Tras doce días de reflexión,
gritó: “Hallé la solución.”
Y con ligero equipaje
emprendió su largo viaje
hasta llegar, de un tirón,
a la torre del dragón.
Blancos huesos había en la entrada
y ella llamó muy asustada.
Entró por fin al torreón
y en la cama halló al dragón
quejándose a voz en grito;
mas ella le habló bajito:
pues Bárbara me llamo yo.
¿Cambiamos ya que son nuestros
esos nombres tan mal puesto?
Al pronto, él no la entendió,
pero al rato se aclaró,
y le estrechó entusiasmado,
la mano (¡con gran cuidado!).
Y muy contentos, en suma,
cogieron papel y pluma,
y por escrito dejaron
el acuerdo que tomaron.
Se fue contenta y gozosa
Plácida la mariposa,
y Bárbaro, el fiero dragón,
la despidió con emoción.
Com de segur heu pensat mentre llegieu el conte, la principal complicació a l'hora de fer-lo arribar a xiquets tan xicotets és el vocabulari: gozosa, reptante, espeso, desagrado, indigestión són paraules pertanyents a un àmbit lleugerament culte i, una vegada s'explicava el seu significat, els xiquets no han tingut cap problema en seguir la història que narra el poema. Raül Arnau ha afirmat: no em cabran tantes paraules al cap; m'esclatarà en molts pedaços.